
El arrestado aprovechaba su condición de empleado para acceder a la banca electrónica de los clientes y transferir el dinero a otras cuentas bancarias
La Policía Nacional ha detenido en Madrid a un empleado de un banco que estafó a sus propios clientes mediante suplantaciones de identidad. Llegó a conseguir un botín de 303.000 euros cometiendo los presuntos delitos de estafa, usurpación de identidad, revelación de secretos y falsedad documental.
Para conseguir las documentaciones de identidad necesarias para abrir las diferentes cuentas bancarias con las que dificultaba la trazabilidad del dinero, el detenido contaba con la ayuda de un trabajador de una empresa de verificación de identidades.
De este modo, el detenido conseguía de primera mano todos los datos necesarios de las personas a las que suplantaba la identidad (cuentas corrientes, créditos, tarjetas, DNI, NIE o pasaporte), así como las fotografías de los documentos de identidad.
A la primera víctima le estafaron más de 246.000 euros, a la segunda, 41.000 euros mediante cheques bancarios y, por último, otros 16.000 euros en la cuenta bancaria de una persona que llevaba 20 años fallecida, y que no había sido cancelada ni reclamada por ningún familiar.